HOLA A TODOS!!
Curioseando por internet hemos
encontrado “una de indios”. Se trata de un “cuento motor”, ideado para desarrollar la expresión corporal y para trabajar las
habilidades motrices básicas en niños de infantil. Escenificarlo en grupo puede
ser muy divertido. Ahí va:
ÉRASE UNA DE INDIOS
Erase una
vez dos tribus de indios que vivían juntos en el mismo poblado. La tribu de los Apaches y la tribu de los Sioux.
Los indios de las dos tribus llevaban la cara pintada. A las dos tribus les
gustaba mucho cantar y bailar, pero lo que más les gustaba era ir a pescar.
Todos los días, cuando los indios se levantaban, hacían un baile en grupo.
Era un baile muy divertido que les ayudaba a estar alegres y contentos durante
todo el día.
Una mañana muy temprano, las dos tribus de
indios, se fueron a pescar juntos. Antes de partir, todos en el poblado
cogieron sus cañas de pescar y sus caballos, y formando una fila india
cabalgaron hasta llegar al río.
Cuando los indios llegaron al río, caminaron por la orilla derecha,
buscaban el mejor sitio para acampar y pescar. El problema era que armaban
mucho ruido y todos los peces de la orilla se asustaban y se iban al verlos.
- Tenemos que alejarnos un poco, para después acercarnos con mucha cautela
arrastrándonos como serpientes. Dijo el jefe indio.
Demasiado ruido para ser unos indios, ¿no creéis? Los indios cruzaron el
río, pensando que quizá en la otra orilla tuvieran más suerte.
Pronto llegaron a la otra orilla del río, y se dieron cuenta de que el
indio más anciano estaba muy cansado y ya no podía andar más.
- Debemos
llevarlo de vuelta al poblado pero como no puede andar, tendremos que
trasportarlo nosotros.
A mitad de camino se encontraron con un problema. Los indios Apaches decían
que había que ir por la derecha y los indios Sioux opinaban que el camino más corto era por la izquierda, así que debían de
solucionar este dilema.
Una vez resuelta la incertidumbre
de cuál era el camino más corto, llegaron a un valle y se tiraron rodando
ladera abajo.
Cuando llegaron
al valle, descubrieron que estaba lleno de caballos salvajes, se montaron sobre
ellos y volvieron a caballo hasta el poblado sin haber pescado nada en todo el
día.
Al llegar
al poblado, los indios realizaron la danza de la pesca, pensando que ésta les
daría suerte para el día siguiente.
El día se acabó y la noche vino.
Es hora de acostarse y dormirse alrededor del fuego, porque mañana espera otra
nueva aventura.
¡Y COLORÍN
COLORADO ESTE CUENTO SE HA ACABADO!
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